Cómo facilitar la adaptación a las rutinas para la vuelta al cole

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Las vacaciones de navidad están llegando a su fin y dentro de unos días, tanto niños como adolescentes, volverán a sus colegios e institutos.

En estas fechas, uno de los aspectos que más me suelen transmitir los padres y madres en consulta es lo difícil que les resulta que sus hijos vuelvan a adaptarse a las rutinas del día a día. Es algo totalmente normal después de tantos días seguidos de vacaciones, en los que los horarios y las actividades han ido cambiando sin parar.

Las rutinas son muy importantes para ellos porque les aportan estabilidad y seguridad. Nos ayudan a cubrir sus necesidades más importantes, permitiéndoles estar más tranquilos y equilibrados.

Es por esto por lo que me parece muy importante poder ayudaros a facilitar, de la mejor manera posible, esa transición de las vacaciones al día a día con algunos puntos importantes que podéis tener en cuenta.

Contenidos de la entrada

Analizar las rutinas del primer trimestre

Llega el momento de hacer un buen balance de las rutinas y horarios del primer trimestre. De esta manera, podremos utilizar aquello que nos funcionó y cambiar lo que no.

Estoy segura de que habrá muchas cosas que os habrán servido, pero, si os paráis a pensarlo un poco más, descubriréis que seguramente también hubo otras cosas que no funcionaban.

Os puede servir mucho pensar en aquellas pequeñas batallas del día a día que se repetían tooodos los días y que os generaban mucho tiempo y esfuerzo lidiar. Observar qué pasaba, cuándo y cómo. De esta forma, podréis identificar las dificultades y hacer pequeños cambios que os faciliten el día a día este trimestre.

rutinas deberes

Estos pequeños cambios de los que os hablo pueden ser simplemente modificar el orden en el que se hacen las tareas o actividades, la duración de las mismas y/o facilitar las transiciones entre una y otra (por ejemplo, avisándoles con tiempo del cambio, sobre todo si van a pasar de una tarea que les gusta mucho a otra que no tanto).

Adaptarlas a los ritmos y necesidades de cada niño

Cada niño es un mundo. Dependiendo de su edad, sus horarios de clase, actividades extraescolares, sus características personales y familiares, … van a tener unas necesidades u otras (más allá de las necesidades básicas, compartidas por todos).

Por ello, es muy importante que las rutinas se adapten de forma específica a cada uno de ellos, teniendo en cuenta todas esas características y variables.

Así mismo, tenemos que tener muy en cuenta sus ritmos. Muchas veces, los adultos tenemos la tendencia de intentar que los niños se adapten a nuestras rutinas, ritmos y horarios; sin entrar en conciencia de que ellos tienen ritmos y necesidades diferentes a las nuestras. En la medida de lo posible, es fundamental intentar adaptarnos nosotros a sus propios ritmos. De esta forma, les costará menos mantener esas rutinas.

  • ¿Cuándo empieza a tener hambre?
  • ¿Cuándo suele empezar a tener sueño?
  • ¿Cuánto tiempo seguido puede aguantar haciendo deberes concentrado?
  • ¿A partir de qué hora le cuesta centrarse?
  • ¿Qué cosas suelen distraerle?
  • ¿Tiene suficiente tiempo libre?
  • ¿Qué asignaturas le cuestan más?
  • ¿Cuándo suele estar más descansado?
  • ¿Qué rutina le cuesta más hacer y por qué?

Estos son algunos ejemplos de preguntas que os pueden ayudar a valorar los posibles horarios y/o rutinas diarias.

Establecer rutinas realistas

A la hora de marcarse cualquier objetivo es esencial que sea lo más realista posible y, por lo tanto, nos resultará más fácil alcanzarlo. Si tenemos expectativas demasiado altas, nos pueden generar presión intentando conseguirlas y frustración si no las logramos.

Si realizamos un buen análisis de los dos puntos anteriores, seremos capaces de ajustar nuestras expectativas según las características y necesidades de cada niño, y según nuestras posibilidades y circunstancias. Esto nos permitirá estar más tranquilos y ser más pacientes en el proceso de adaptación.

Se trata por tanto de confrontar lo ideal con lo real e intentar que se acerquen lo más posible el uno al otro.

Dar importancia al tiempo de sueño y descanso

El sueño es un aspecto esencial en nuestras vidas. Mientras dormimos, nuestro cerebro trabaja y el cuerpo se repara.

Nuestros recuerdos se clasifican y ordenan, los aprendizajes se consolidan, se estimula el crecimiento, se combaten las infecciones y las enfermedades, se afianzan las conexiones de los circuitos cerebrales implicados en la gestión de las emociones, …

Por lo tanto, dormir es la base de nuestra integridad en las emociones, la salud y la cognición, especialmente en los niños y adolescentes, que se encuentran en pleno desarrollo. Una persona que no duerma bien o no duerma lo suficiente será incapaz de funcionar correctamente.

Sueño

Cuidar la higiene del sueño es una de las claves más importantes para el desarrollo y uno de los hábitos que más tendremos que cuidar. Resulta necesario facilitar la conciliación del sueño y asegurar un límite de horas de sueño, favoreciendo el descanso.

Antes de dormir, no deben realizarse actividades estimulantes para los niños, como puede ser el uso de cualquier pantalla. Podemos intentar instaurar por ejemplo el hábito de la lectura, que se ha demostrado que facilita la conciliación del sueño y además es una rutina perfecta tanto para su desarrollo intelectual como emocional.

Controlar el tiempo de uso de las pantallas

Como hemos visto anteriormente, el uso de pantallas puede afectar directamente al sueño. En este sentido, os recomiendo que los niños no utilicen ningún tipo de pantalla después de cenar.

Así mismo, entre semana deberíamos restringir su uso, de tal forma que no las utilicen en ningún momento del día, salvo que lo necesiten para sus actividades escolares.

Sin embargo, soy consciente de que llegar a un consumo 0 os puede resultar muy difícil y, como yo misma os he dicho que es esencial plantearse rutinas realistas, al menos plantearos reducir al mínimo posible su uso. Lo que sí es importante es que tengáis en cuenta que no debe ser ni por la mañana antes de ir al colegio ni por la noche antes de acostarse. Son los momentos en los que más pueden afectarles tanto a su rendimiento como a su sueño y descanso.

Sé que suele ser una de vuestras mayores luchas por lo que os animo a que acordéis las normas de uso antes del comienzo de las clases, os ayudará delimitarlo de forma conjunta y os ahorraréis muchas discusiones.

Os dejo el enlace a otra entrada en el blog que publiqué hace unos meses sobre: cómo restablecer un buen uso de las nuevas tecnologías. Os servirá justo para esto!

Asegurar tiempo libre

Muchas veces, cuando entramos en las habituales rutinas del curso, no nos damos cuenta de que los niños dedican la mayor parte de la tarde en deberes, deberes y deberes. Esto les desgasta mucho y les va desmotivando poco a poco.

Aunque el hecho de que tengan excesivos deberes sea una realidad, es muy importante que nos aseguremos de que todos los días puedan disfrutar de algo de tiempo libre. Es un bien necesario para todos, que les ayudará a desconectar, descansar y disfrutar.

Para que lo podáis entender mejor, me gustaría que os hicierais las siguientes preguntas: ¿qué nos pasa a los adultos cuando no podemos disfrutar de tiempo libre? ¿Qué nos pasaría si al volver de trabajar nos dijeran que tenemos que seguir trabajando?

Intentar mantenerlas en los fines de semana

Llegan los fines de semana y queremos aprovechar el tiempo al máximo y disfrutar, algo que es totalmente lógico y necesario. Necesitamos hacer todo lo que no podemos hacer entre semana, aprovechar el tiempo libre, descansar y desconectar.

actividades en familia

En muchas ocasiones, esto hace que cambiemos en exceso los horarios. Si bien os he dicho que es necesario que aprovechemos el tiempo libre y lo disfrutemos, también hay que intentar al menos que no cambien ciertas rutinas. Sobre todo, las que tienen que ver con las necesidades básicas, tanto físicas como emocionales.

En este sentido, es bueno que mantengamos, en la medida de lo posible, los horarios de comidas y sueño, así como les dediquemos tiempo relajado y de calidad a los niños. Esto les seguirá aportando seguridad y estabilidad y les ayudará en la vuelta a los temidos lunes.

Tener paciencia y constancia

Como os decía cada niño es un mundo… y cada familia también. Habrá algunos niños y algunas familias a las que les cueste un poco más de tiempo adaptarse a los cambios y volver a establecer las rutinas. Por eso es importante que seáis pacientes con ellos y con vosotros mismos.

No olvidéis daros y darles tiempo, siendo constantes, para que os adaptéis y si aun así veis que no terminan de funcionar, hacer una reunión familiar y analizar qué es lo que no está funcionando y qué cambios podéis hacer para vivir mejor el día a día y que todo sea un poquito más fácil.

 

Por último, me gustaría que compartierais conmigo cuáles son las rutinas que más os cuesta volver a mantener en la vuelta al cole, ¿cuál es vuestra lucha? Os leo! 🙂

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